domingo, 3 de abril de 2011

Finas Ratas

En un lugar desconocido debajo de la tierra, en una especie de cueva,  con mucho olor, las ratas  como de costumbre se juntan a merendar, a tomar el  té de las cinco, como todos los días.
 Se sientan en una bonita, brillosa y pesada mesa de madera de algarrobo, media petisa, que se adapta perfectamente al tamaño de sus cuerpos, que está colocada en el centro de la cueva,  donde se ubican unas sillas también de madera, con las patas cortas, y en  el asiento hay unas  almohadillas turquesas aterciopeladas, en el borde tienen unas costuras de oro, y están amarradas a las sillas para que no se caigan al piso.
 El piso es de tierra, no muy limpio pero si barrido ya que una de éllas  se encarga de la limpieza, es la que siempre mantiene todo ordenado, limpia la mesa, las sillas, y se fija que todo esté en su debido lugar, éllas son muy obsesivas con la limpieza, aunque en general con todo, sus modales también parecen de Ingleses, el vocabulario que tienen es muy elocuente, se hablan con mucho respeto una a las otras, muy, pero muy pocas veces alguna de éllas  levantó la voz para hablar, o mucho menos para decir alguna grosería, o algo fuera de contexto, aunque son  egocéntricas e irónicas a la hora de hablar, tampoco  nunca las vi pelearse ni discutir entre éllas, creo que si alguna llegara a insultar a otra, a tratarla mal, la rata jefa se enojaría mucho y no sé qué podría llegar a pasar, nunca la vi enojada, pero la primera impresión es  de tener un  carácter fuerte, élla es rigurosa con todo, ya sea con la limpieza, la comida y los modales; se sienta en la punta de la mesa; también es la que da las órdenes a todas las demás y se encarga de transmitirles sus conocimientos, porque es la más vieja y la que más experiencia y sabiduría tiene. Es de cuerpo grande, más grande que las demás, tiene su pelo un poco más largo, liso, bien blanco y pomposo, ni un gramo de tierra se posa en su pelaje, se encarga de estar siempre limpia y arreglada, es muy cuidadosa en sus detalles personales, se mira mucho al  espejo y usa muchísimos perfumes carísimos de distintas marcas.
Las demás  son bastantes coquetas pero no tanto como la jefa. La rata número 2 es la que se sienta al lado de la jefa,  la adula bastante, es la que primero le dice que se ve bien, que es bellísima, la alaga todo el tiempo, le tienen bastante recelo  por ser tan obsecuente,  la miran de reojo, aunque sin decir una palabra porque saben que si les dice algo, le va a contar a la jefa y va a ser solo para ocasionar problemas.
 La rata número 3 se sienta al lado de la rata número 2 es la más charlatana,  muy inteligente, delgada y con las uñas perfectas, es una obsesiva con  sus uñas, está todo el día puliéndoselas, sacándoles  brillos y mirándose las manos, se pinta con un esmalte color rojo carmesí todos los días, tiene sus uñas bien afiladas, bien cortaditas, siempre tiene las manos limpias y es las que menos ayuda en las tareas porque piensa que se le va a rajar alguna uña o se va a lastimar o a salirle el brillo, o a quebrarse. También se arregla y pinta  con mucho esmero y cuidado las uñas de sus pies, anda con una especie de pantuflas  de felpa color rojo  combinandola con el esmalte de sus uñas. Por la cueva  casi ni camina siempre está sentada cruzada de piernas pintándose las uñas de las manos. Ella es la que propone temas para hablar en la hora del té, se considera más inteligente que las demás.
 La rata numero 4 está sentada al lado de la jefa, también es muy coqueta como todas, siempre anda con sus largos tapados aterciopelados, creyéndose una reina y la más linda, con su mirada nomás se le nota el querer generar esa sensación de envidia en las demás. tiene una hermosa cabellera, prepara unos cocktails que se pone para dejarlo más liso y suave, el perfume en su pelo se siente a varios metros de distancia, siempre anda maquillada, se pinta la boca de color rojo, usa pestañas postizas, tiene un collar chiquito de oro y en el medio  una esmeralda verde.
Y la última rata es la numero 5 que está ubicada al lado de la numero 4, es la más chica, muy callada, observadora, siempre está mirando que hacen las demas, pocas veces opina del tema que hablan las demás, su vocecita es las más chillona, siempre usa una galera en su cabeza color rosa con unas tiritas de telas colgadas, usa pulseras de oro, aunque es la que menos se produce, élla es la sirvienta de la cueva, la que se encarga de limpiar todo, deja todo muy reluciente. Una vez, la rata jefa caminaba por la cueva observando a las demás, se fijó que en la mesa había una pequeña muestra de tierra y  llamo inmediatamente a la numero 5, le ordenó que la limpiara, y le dijo que no quería ver más ni una sola pisca de suciedad  en la mesa ni en ningún otro lugar, desde ese día empezó a fijarse mucho mejor en la limpieza, después no recibió ninguna otra queja más.
Ya reunidas todas en la mesa en su lugar correspondiente,  sentadas con su taza de té de porcelana inglesa cada una,  se miran unas a las otras, algunas tienen espejitos en las manos, también se miran éllas mismas. En el medio de la mesa están ubicados varios platitos que también son de porcelanas,  contienen masitas finas, muy deliciosas, pero hasta que la rata jefa no de la orden de poder comer, las demás ratas tienen prohibido tocarlas.
En un costado de la cueva se encuentra un humano que fue raptado por las ratas, lo tienen encadenado del pie con una cadena muy gruesa imposible de romper. Él está algo desnutrido y sediento ya que no lo alimentan bien, solo le tiran un pedazo de pan de vez en cuando y en un tarrito de plástico le ponen agua, aparenta de unos aproximadamente 30 años, tiene el cuerpo chiquito, sus piernas y brazos muy flacos, tiene barba, la ropa que lleva puesta está muy sucia, está descalzo, sus pies también están sucios, tiene muy mal aliento y hace varios días ya que no se baña Todavía no se sabe con qué propósito lo han raptado.
La rata jefa sentada en la punta de la mesa con un pequeñito golpeteo de manos, como si fuera un aplauso, le ordena a la rata más chica que les sirva el té a todas, incluyo a élla. Esta obedece, se levanta  despacio, camina hacia donde está la rata jefa, toma  la tetera con suma delicadeza  y empieza a servir en todas las tazas, respetando su orden numérico asignado por la jefa; cuando termina de servir, deja la tetera arriba de la mesa, ubicada arriba de un platito, se sienta en su lugar y la jefa con un breve movimiento de cabeza la mira  a la rata número 5 y le dice:  -muy bien, muy bien, ahora si podemos empezar.
Las ratas comienzan a tomar su té, lo endulzan con edulcorante, toman la pequeña taza con el dedo pulgar y el indice, y dejan el dedo chiquito estirado para afuera,  soplan delicadamente el té, se deleitan con masas finas y empiezan a comer, las devoran despacito con sus 2 dientitos, lo mastican muy fuerte.
El humano sentado en un rincón observando como las ratas comen masitas y toman su ya acostumbrado té, empieza a sentir mucha hambre, saca de su bolsillo una mitad de pan sucio, ya duro que le habían tirado hace tres dias que había guardado para cuando sienta hambre, lo limpia con su remera  y empieza a comerlo ferozmente, en 3 bocados lo termina, luego siente una  terrible sed pero ve que su tacho esta vacío, no se atreve a interrumpir a las ratas porque la última vez que lo hizo, una de ellas se paró muy enojada y lo araño todo; ésta reacción sorprendió bastante al humano ya que hacer ese tipo de actos no forma parte de la gran supuesta educación que tienen, solamente le queda esperar a que terminen de merendar para haber si alguna se fija en él.
Mientras tanto las ratas comienzan a hablar entre sí en su idioma sin que el humano pueda entender ni una palabra de lo que están diciendo, hablan y lo miran, empiezan a reírse en tono bajo tapándose la boca. El humano las mira con temor, muy confundido y empieza a molestarle el sonido de esa manera asquerosa y ruidosa que tienen de masticar las masas finas, a los pocos segundos comienza a sentir un fuerte dolor de cabeza, con sus manos abiertas tapa sus oídos y se agarra la cabeza y empieza a moverla de un lado para el otro, piensa para sí solo: - ¿qué me van a hacer?  ¿Para qué me quieren?  ¿Por qué me raptaron?
En uno de sus movimientos con la cabeza, mueve el cuerpo y con la pierna derecha golpea el tarro de plástico vacío y sucio, el ruido interrumpe a las ratas, todas se quedan en silencio mirándolo a él, con sus ojos grandes y rojos brillantes. La rata jefa  murmura con la de al lado, la numero 2, en voz bajita, y ésta se para muy persuasivamente y se dirige hacia el humano., éste se da cuenta que va hacia él y comienza a gritar: -perdón, perdón, no me hagas nada, yo no hice nada. A lo que la rata se le acerca, lo mira de arriba y lo escupe, después se da vuelta, y caminando muy lentamente se dirige a la mesa, el humano la ve que se está yendo, se para muy rápido, la tira de  la cola trayéndola  para él y de espalda la agarra del cuello, y la empieza a ahorcar, grita: - que ninguna se acerque o la mato! Les juro que le rompo el cuello. Las demás ratas que estaban en la mesa observando la situación con mucha atención, ven al humano como la agarra del cuello por la espalda, y con cara de asustadas se paran todas en su lugar y lo miran con cara de desesperación. El humano sigue sosteniendo por el cuello a la rata con su brazo derecho con toda la última fuerza que le queda, intenta adelantarse pero ve que la cadena de su pie lo obliga a quedarse ahí, el dolor de cabeza se vuelve mucho más intenso que antes, tiene la mirada cansada, le cuesta cada vez más y más sostenerla a la rata, sus piernas están muy débiles y se está quedando sin aire. La rata siente como el humano la afloja un poco, abre la boca bien grande y le muerde gran parte de su brazo, el humano emite un grito desgarrador del dolor y la suelta por completo, comienza a gritar desesperadamente mientras ve como la sangre cae en el piso de a chorros, se sostiene con el brazo izquierdo luego se arrodlla, a lo que la rata logra escapar rápidamente, se vuelve a sentar en su lugar, las demás también se sientan, y siguen tomando el té como si no hubiera pasado nada, siguen murmurando y riéndose mientras que el humano está agonizando de dolor, él se saca la remera se la pone en el brazo para no perder  tanta sangre.
Una vez que las ratas terminan de tomar su té, la jefa llama a la sirvienta, le dice algo al oído y la sirvienta va a un cuartito que está casi escondido, después de un rato vuelve con un paquetito, y con varios ceniceros chiquitos, se lo da a la jefa, ésta lo abre, saca un habano, después se lo da a la sirvienta para que reparta entre todas, al mismo tiempo que reparte cenizeros y habanos los va prendiendo una por una, hasta llegar a élla.
Un rato mas tarde empieza a haber una humareda terrible, las ratas acaban su cigarrillo, se levantan todas y se dirigen hacia el humano, éste agonizando y llorando comienza a gritar: -déjenme, déjenme, no me toquen ratas inmundas! Déjenme salir por favor!! Gritaba una y otra vez, con la voz cansada, quebrada; las ratas lo toman entre todas, de los pies y de los brazos, la rata jefa saca una llave de su bolsillo, abre la cadena de su pie, y juntas entre todas se lo llevan para el fondo de la cueva, abren una puerta de madera de forma redonda, entran al cuartito, en un costado se ve que hay una olla gigante con agua hirviendo, con un color medio raro, el humano al ver esa gran olla comienza a tirar patadas, y a moverse más bruscamente tratando de zafarse, pero los intentos son solo fracasos, las ratas lo tienen agarrado muy fuerte, lo alzan bien arriba y lo tiran adentro de la olla.

martim


(perdón por las faltas de ortografía)

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