miércoles, 6 de abril de 2011

La muerte


Rituales rinden ofrendas que adoran a la mujer negra
Bailes, danzas, comidas para solo traer su simpatía
Locura desmesurada les absorbe devotamente
Por aquel acontecimiento inevitable de cada día.
Cobra castigos, cobra condenas. Ella tan fría se los lleva.
 Justa o injustamente, con o sin razón aparente
Roba almas, rompe  sus gruesas cadenas aferradas a la vida
A los pobres  humildes como a los ricos mediocres.
Miedo, locura, maldad, y mentira
 Sentimientos que la alimentan
Vomita perdones de masivos corazones
Ojos de piedra. Desalmada se sienta
A observar morbosamente  al amor como se estropea
 Oídos sordos, infinita existencia
Alma vacía invisible a tristezas.
Devoradora de sueños. Ella es tan cínica.
 Quebraste un amor pasional como el de millones,
Pero gracias a ti son conocidos varios mitos
Como romeo y Julieta que por tu culpa  se han ido.
Aunque sabiendo que tu apetito voraz no podré calmar
Solamente te pido una cosa,
Que dejes las almas en paz, solo por esta vez.
No cenes esta noche.
Demasiadas almas inocentes tapan el ocaso.

Solo me queda en no pensar en tu existir
Solamente imaginar que no vendrás,
Para aprovechar mí tiempo sin derroche
Y volar lejos de este mundo,
 Muy lejos de la realidad.
Inventarme un mundo utópico mental,  
En donde no existan relojes y carezca de oscuridad.


martim


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